Estimados apoderados.
Por motivos de que se han presentado situaciones de agresividad en nuestros niños y niñas, dejamos tips para poder controla en casa y así lograr controlar la situaciones.
Por
qué se portan así
Aunque el
comportamiento agresivo de tu niño pequeño te asombre (a ti y a quienes lo
observen), es importante que sepas que es parte de su desarrollo normal. De los
12 meses a los 3 años, los niños todavía están desarrollando sus habilidades
lingüísticas, tienen un fuerte deseo de hacerse independientes, y a la vez no
poseen aún la capacidad de controlar sus impulsos, por eso son tan susceptibles
a reaccionar físicamente. Un cierto grado de agresiones a través de golpes y
mordiscos es completamente normal en los niños pequeños. Pero eso no significa
que debas ignorar esas actitudes. Puedes y debes explicarle a tu hijito que los
comportamientos agresivos son inaceptables, y enseñarle otras formas de
expresar sus sentimientos.
Qué
hacer
Responde con
consecuencias lógicas. Si tu hijo empieza a
tirarles arena o juguetes a otros niños en el parque, apártalo, siéntalo a tu
lado y explícale que podrá volver a participar cuando esté listo para jugar sin
hacer daño a otros niños. No trates de razonar con tu niño preguntándole cómo
se sentiría él si alguien le tirara un juguete o arena. A esta edad, los niños
todavía no tienen la madurez cognitiva necesaria para ponerse en el lugar de
otras personas, o cambiar su comportamiento basándose en la razón. Pero sí son
capaces de entender que sus acciones tienen consecuencias.
Mantén la
calma. Si le
gritas, le pegas o le dices que es "malo", en lugar de refrenar su
comportamiento, lo único que lograrás es enojarlo más y darle más ejemplos de
cómo ser agresivo. Si, por otro lado, tu hijo observa cómo te controlas tú, ése
será el primer paso para que aprenda a controlar su propio temperamento.
Impón límites claros. Procura responder inmediatamente
siempre que tu hijo se ponga agresivo. No esperes a que pegue por tercera vez a
su hermanito para decirle, "¡Ya basta!". Tu niño tiene que saber
inmediatamente que ha hecho algo malo. Apártalo de esa situación conflictiva y
castígalo dejándolo solo por unos minutos (a esta edad basta un minuto o dos).
Ésta es la mejor manera de permitir que se tranquilice, y al cabo de un rato asociará su comportamiento a la
consecuencia. O sea, se dará cuenta de que si golpea o muerde, termina
solito.
Disciplínalo con constancia. Siempre que
sea posible, responde a cada episodio de agresividad de la misma forma que lo
hiciste la última vez. Al responder de forma predecible ("Has mordido otras a Miguel,eso significa que otra vez te tienes que sentar solito") enfatizas un patrón que tu hijo aprenderá a reconocer y a esperar. Con el tiempo entenderá que siempre que se porta mal lo castigan dejándolo sólito un rato. Y no permitas que la vergüenza o el coraje haga que le grites o pierdas el control cuando tu niñito haga de las suyas en un lugar publico. Recuerda que tienes que mantener la calma y reaccionar de manera constante y, ademas, todos los padres han pasado por estas situaciones. Si la gente mira, simplemente di algo como: "No es fácil tener un niño de 2 años", y luego catigalo como de costumbre.
Enséñale alternativas. Espera a que tu hijito esté más calmado, y háblale tranquilamente
sobre lo que acaba de ocurrir. Pídele que te cuente qué pasó y enfatiza (¡en
pocas palabras!) que es natural que se enoje, pero no está bien que lo
demuestre pegando, pateando o mordiendo. Anímalo a encontrar una mejor manera
de responder a sus sentimientos "con sus palabras" ("Pedro, ¡me
estoy enojando!") o pidiendo a un adulto que le ayude.
Asegúrate que tu niñito entienda que tiene que pedir perdón tras haberle hecho
daño a alguien. Aunque al principio no lo diga con sinceridad, poco a poco irá
aprendiendo la lección. A esta edad, los fuertes impulsos de los niños a veces
le ganan a su compasión natural, pero con el tiempo se acostumbrará a
disculparse siempre que lastime a alguien.
Recompénsalo por su buen comportamiento. En lugar de darle tu
atención sólo cuando se comporte mal, procura "pillarlo portándose
bien". Cuando le pida a otro niño que le deje subirse un rato al columpio
en lugar de empujarlo, elógialo por haber expresado verbalmente lo que quería
("¡Qué bien le pediste que te prestara el columpio!") y, con el
tiempo, se dará cuenta del poder de sus palabras.
Limita su tiempo frente a la televisión. Los dibujos
animados y otros programas diseñados para niños a menudo contienen muchos
gritos, amenazas, empujones, y hasta golpes y puntapiés, a veces presentados
como algo cómico. Selecciona de antemano los programas que le permitas ver,
especialmente si tu hijito tiene propensión al comportamiento agresivo, y
cuando le dejes verlos, siéntate a su lado y haz comentarios sobre las situaciones
que se presenten: "Ese niñito tenía que haber pedido prestado el balón en
lugar de quitárselo al otro de las manos, ¿no crees?". La Academia
Estadounidense de Pediatría recomienda que los niños menores de 2 años no vean
nunca la televisión.
Proporciónale
mucha actividad física. Seguramente te darás
cuenta de que cuando tu niño no tiene la oportunidad de gastar su energía fuera
de la casa, se vuelve un verdadero terror dentro de ella. Si tienes un niñito
muy activo, permítele que corra, salte, haga volteretas, juegue a la pelota...
de preferencia al aire libre, para que pueda gastar un poco de toda esa
energía.
No temas buscar ayuda. A veces el coraje excesivo de los
niños requiere más acción que la disciplina de los padres. Si tu niño parece
comportarse agresivamente la mayor parte del tiempo, si parece asustar o
molestar a otros niños, o si tus intentos de aliviar la situación no parecen
tener mucho efecto, habla con el médico de tu hijito, quien te podría
recomendar a un consejero o psicólogo infantil. Juntos podrán determinar la
base del problema y ayudar a solucionarlo. Recuerda que tu hijito es todavía
muy pequeño. Si procuras ayudarlo con paciencia y creatividad, es probable que
pronto lo único que quede de sus tendencias combativas sea el recuerdo